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Calentamiento

 

   Como para cualquier actividad, es necesario un calentamiento que permita una optimización de los elementos (músculos, cerebro etc.) que tienen que realizar una determinada tarea. En este caso, también se hace imprescindible un calentamiento que nos permita prepararnos para la concentración. Todos hemos comprobado alguna vez, que hasta que no llevamos un tiempo leyendo, no estamos concentrados al cien por cien.

 

Científicamente y como bien explico en el apartado  "cómo funciona nuestra mente"

 

 

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existe una curva de memorización que pasa por las siguientes fases:

 

- 10 minutos de calentamiento,

- 30 de aprendizaje y

- 10 de relajación.

 

    Se trata de una curva que se debe emplear tanto para las sesiones de los 50 minutos, como para el tiempo total de estudio.

 

    Por tanto, si estudiamos tres horas diarias, la primera y última hora deben ser menos intensas, puesto que están en las fases extremas de calentamiento y relajación o cansancio.

 

   En este sentido y como ejemplo, podemos emplear los primeros diez minutos de cada sesión de 50, para leer lo que vamos a estudiar, salvo los 50 minutos de la segunda sesión (en el caso de que vayamos a estudiar tres horas) los siguientes 30 minutos de la primera sesión de 50 minutos, la emplearemos para realizar una actividad más intensa, como la comprensión, y los últimos 10 minutos, para repasar lo que hemos aprendido.

 

    En el caso de que estudiemos tres horas, la primera hora la emplearemos para repasar temas ya estudiados, la segunda hora para aprender material nuevo y la tercera, para repasar todo lo de la sesión.

 

    Lo importante es tener claro cual es la curva de rendimiento y aprovecharla como mejor nos convenga. No obstante no hay una norma establecida. En mi humilde opinión, no interesa nunca apurar los 50 minutos. Siempre es preferible estudiar sesiones de 35 o 40 minutos en cada sesión y hacer más sesiones. De esta manera, se hace más llevadero el estudio, puesto que el descanso está más cerca.

 

   La calidad del estudio está siempre por encima de la cantidad. Es decir que, estudiar cuatro horas seguidas sin descanso no sirve de nada. Siempre será mejor estudiar dos horas bien estructuradas, que ocho horas seguidas sin planificación. Por tanto, como todo en la vida, se necesita de un orden. Desde que nacemos se nos enseña a mantener un orden. Comer a las mismas horas, acostarnos a las mismas horas. Pues bien, para estudiar también necesitamos de ese orden y a ese orden es a lo que llamamos crear hábito. En nuestro caso:

 

“HABITOS DE ESTuDIO”

 

 

   

   M.R.M

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